El cultivo del olivo está viviendo una regeneración constante, viene marcada desde los últimos diez años, en los cuales se ha producido un incremento considerable de la superficie. Las hectáreas se han incrementado en secano y en regadío en todo el territorio nacional.
Los datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación lo corroboran. El MAPA indica que en el año 2019 se ha producido un nuevo incremento de la superficie con respecto al año 2018 pasando de unas 2.698.082 hectáreas a 2.733.620 hectáreas, suponiendo un nuevo crecimiento de 1,3 % aproximadamente. El cultivo del olivo no para de crecer con una media de plantación de 99 hectáreas al día. Estas cifras indican que el cultivo del olivo es el cultivo más importante para el sector primario español. Cabe destacar que, aunque el mayor número de hectáreas a nivel nacional son aún de secano, gran parte de las nuevas plantaciones se están realizando en regadío para intentar optimizar los costes y mejorar la rentabilidad de las explotaciones.
Y el aumento de plantaciones en superintensivo que son muy rentables es el mayor auge de este cultivo dándole así una gran rentabilidad.
Clima
Las exigencias ambientales, climáticas y edafológicas del olivo están relacionadas con las condiciones que se caracterizan por veranos secos y calurosos e inviernos fríos y poco húmedos (250-450 mm precipitación anual).
El olivo está especialmente adaptado al secano y gracias a la conformación de sus hojas se minimiza la pérdida de agua.
Soporta altas temperaturas en verano, hasta 40 ºC si tiene humedad suficiente en el suelo, y hasta 10-12 ºC bajo cero en pleno reposo invernal.
La inducción floral se produce en el periodo de reposo estival y al final del invierno o comienzos de primavera se inicia la diferenciación de las yemas.
Con temperaturas primaverales de 10- 12 ºC se inicia el desarrollo vegetativo, las inflorescencias y la floración se producen entre 15 y 18 ºC sobre la madera del año anterior.
Cuando las temperaturas estivales llegan a 35-38 ºC tiene lugar una parada vegetativa.
Suelo
En cuanto a las exigencias edáficas, el olivo es una planta muy rústica, que se extiende por todo tipo de suelos, incluidos los terrenos de escasa fertilidad, aunque prefiere suelos franco-arenosos, profundos y con drenaje, ya que es muy sensible al encharcamiento prolongado.
Soporta bien la salinidad y niveles elevados de caliza, siendo frecuente su cultivo sobre suelos calcáreos del área mediterránea.
Un buen plan de fertilización combina aplicaciones de nutrientes vía foliar y radicular.
Por un lado, realizando la aplicación vía foliar ayuda a un mejor estimulo floral y mejor cuajado. Por otro lado, de forma radicular ayuda a engordar el fruto y al desarrollo vegetativo ya sea vía fertirriego como en superficie.
Las principales demandas de NPK se producen a la salida del invierno cuando la planta termina de recolectar los frutos.
Un plan de fertilización equilibrado aporta un equilibrio perfecto al árbol haciendo que este sea más productivo durante más tiempo, mejorando la rentabilidad y alargando la vida útil de la plantación. Es importante no agotar al árbol antes de tiempo.
Es muy importante realizar una fertilización adecuada al cultivo, como también lo es protegerlo de las posibles enfermedades fúngicas o plagas. Por ello, nuestra recomendación va desde la familia KRYSTAFEED®, fertilizantes cristalinos 100% hidrosolubles; TARATECH®, bioestimulantes y correctores; y TARACTIVE®, fitosanitarios.
Dentro de la gama de bioestimulantes, recomendamos TARAVERT® SET o TARAVERT® EVO que han sido diseñados para estimular al árbol y mejorar su floración y cuajado, además, combinan bien con otros nutricionales como TARAFOL® GOLD, fuente de potasio excelente para ser aplicada vía foliar, TARAFOL® KECO, que combina K y Mg en el mismo envase evitando problemas de antagonismo de ambos nutrientes y TARAFOL® EXTENSIVE PLUS para el desarrollo vegetativo y crecimiento del fruto.
Por supuesto, estos nutricionales y bioestimulantes combinan perfectamente con nuestro fungicida TRIBILO Cu®.
Para ayudar a la maduración y engorde de la aceituna se pueden utilizar varias recomendaciones.
Vía foliar:
- Con el tratamiento de 3ª generación de prays se utiliza. (Junio/Julio)
TARAVERT® EVO a dosis de 1.5L/1000L de agua.
TARAFOL® BLACK a dosis de 2.5Kg/1000L de agua
TARAFOL® CALCIO a dosis de 1.5L/1000L de agua.
- Tratamiento de mosca del olivo (Septiembre/ octubre)
TARAVERT® FILLING a dosis de 2.5L/1000L de agua.
TARAFOL® GOLD a dosis de 2.5kg/1000L de agua.
TARAFOL® BLACK a dosis de 2.5kg/1000L de agua.
TARAFOL® CALCIO a dosis de 1.5L/1000L de agua.
Vía suelo:
- Abonado de otoño (octubre)
- Opción 1
Nitrene® 10-10-20. 1Kg de abono por cada 20kg de cosecha de media del año anterior.
- Opción 2
Coatfeed® Walker. 1kg de abono por cada 20kg de cosecha de media del año anterior.
En cuanto a fertirrigación, nuestro amplio conocimiento y experiencia ponen a disposición del agricultor gran variedad de fórmulas dentro de la familia KRYSTAFEED® o incluso para las explotaciones más productivas y exigentes nuestra familia DARWIN que combina nutrientes con algas haciendo de este fertilizante soluble la mejor nutrición bioestimulantes.
Desde Tarazona, ponemos a disposición la amplia variedad de fertilizantes que cubren todas las necesidades nutricionales del cultivo y cumplen el principio de Fertilosofía®: fertilización eficiente y sostenible.